jueves, 24 de enero de 2013

Incitatus, el caballo más rico de la historia




La historia nos recuerda que el caballo de Alejandro Magno se llamaba Bucéfalo, el de Aníbal Strategos, el de Julio César Genitor y que Incitatus (Impetuoso) fue el caballo preferido de Calígula (12-41 d.C.). 

Incitatus era un caballo de carreras que había nacido en Hispania, en una época en que se importaban a Roma cerca de 10.000 equinos cada año; pero la devoción del emperador por su caballo llegó a extremos ridículos, hasta el punto de considerarlo su mejor amigo y con el que podía hablar.

Según el historiador Suetonio, Calígula le hizo consturuir una caballeriza de mármol, con pesebres de marfil; se le concedieron riquezas, una villa con jardines y 18 sirvientes para su cuidado personal; dormía con mantas de color púrpura (el tinte más caro en la Antigua Roma, reservado a la familia imperial) y llevaba collares de piedras preciosas; se le casó con una bella mujer llamada Penélope y, finalmente, Calígula le nombró cónsul de Bitinia en el Senado.

Como caballo de carreras que era, participaba en las competiciones celebradas en el hipódromo de Roma. La noche anterior a una competición, el emperador dormía junto al animal y se decretaba un silencio general, que nadie podía violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fin de que el caballo descansase correctamente. Al parecer, Incitatus solo perdió una carrera en su vida, tras la cual Calígula ordenó al verdugo que matase lentamente al auriga para asegurarse de que sufriera.

sábado, 19 de enero de 2013

LA JUBILACIÓN, UN INVENTO ROMANO!!!



Cayo Mario, político y militar romano protagonista clave en los acontecimientos que formaron parte de la convulsa historia de finales de la República, inventó lo que podemos denominar jubilación. Logró promulgar una legislación que otorgaba una serie de beneficios a los soldados que dejaban de servir al ejército. A los 45 años, después de 20 años de servicio, los militares que terminaban el servicio recibían por un lado una pensión de su general y, por otro lado, una porción de tierra en alguna zona conquistada a la que podían retirarse.

En muchas ocasiones se fundaron ciudades para asentar a los veteranos jubilados: Emérita Augusta (fundada por Octavio Augusto al licenciar a las legiones V y X), Itálica (fundada por Escipión para los soldados heridos en la batalla de Ilipa).

lunes, 14 de enero de 2013

LA MÚSICA EN ESPARTA



Los espartanos, además de la guerra, también tenían una gran afición por la música. Dos de los músicos más conocidos de la antigüedad griega eran espartanos: Terpandro y Alcman (s. VII a.C.).
El primero introdujo la música en la enseñanza espartana y añadió tres cuerdas más a la lira, que para entonces contaba con solo 4. Se le atribuye también la invención de los νόμοι ("reglas") para la música. De los seis libros que compuso, se conserva aún su "Partenion", donde dejó escritas las "coreografías" de una serie de danzas corales destinadas a ser bailadas por doncellas.

viernes, 11 de enero de 2013

CAVE CANEM



En el Imperio Romano la figura del perro tuvo diversas funciones. Marco Terencio Varrón, en su libro Rerum rusticarum, clasificó en tres categorías las razas de perro, según su utilidad: para la casa (villatici), para el pastoreo (pastorales), para la caza (venatici), de pelea (canis pugnacis), de rastro (sagaces) y de carrera (celeres).

Como mascota, sólo se lo podían permitir las clases adineradas. El poeta Marcial nos ha dejado la descripción de una perra, llamada Issa, que tenía su amigo Publio: “Issa es más pura que un beso de paloma, más cariñosa que todas las muchachas, más preciosa que las perlas de la India”. Emperadores extravagantes como Domiciano o Caracalla llegaron a tener un león como mascota, en vez de un perro.

En los anfiteatros combatían con poderosos osos, estimulados por la gente, que disfrutaba del derramamiento de sangre.

Durante la conquista de las Galias, Julio César empleó el canis pugnacis, dotado de fuertes músculos y afilados dientes. Otros perros fueron utilizados para enviar mensajes introducidos en un tubo de cobre, que el animal se tragaba; lamentablemente había que matarlos para recuperar el mensaje.

El ejército prefería llevar consigo muchos gatos, por ser considerado un animal victorioso, que era utilizado para eliminar plagas de ratas.

¡Los romanos ya hacían botellón!

El historiador romano Amiano Marcelino, que vivió y relató el proceso de decadencia y descomposición del Imperio romano durante el siglo IV, cuenta en su obra "Historias" que la juventud de entonces se reunía en las plazas y molestaban a los vecinos con el ruido, no dejándoles dormir...

PECUNIA NON OLET

“El dinero no huele”, eso le dijo el emperador romano Vespasiano a su hijo Tito en alusión al impuesto sobre la orina.

Resulta que en el siglo I no toda la plebe romana tenía acceso a la red de alcantarillado de la Cloaca Máxima y por ello usaban unos curiosos baños públicos. Eran recipientes de cerámica repartidos por la ciudad, donde se recogía la orina a la que se le daba una función. Se utilizaba como blanqueante para las togas por su alto nivel de amoniaco.

Vespasiano, como buen político, vio la posibilidad de engrosar las arcas públicas y creó un nuevo impuesto sobre la orina: “Vectigal Urinae”. La idea no fue muy bien acogida y hasta Tito, su hijo, la criticó. Ante esto Vespasiano lo tuvo claro: lo importante es conseguir dinero sin importar su procedencia.
En la actualidad en Italia se conoce como “vespasiani” a los urinarios públicos.


Letrinas públicas de Ostia Antica

BONI PASTORIS ESSE TONDERE PECUS, NON DEGLUBERE

A LAS OVEJAS SE LAS PUEDE ESQUILAR, PERO NO DESPELLEJAR

El emperador Tiberio, sucesor de Augusto, tuvo grandes aciertos en su gobierno, pero también grandes fallos como persona. En su época los tributos a las provincias se exigían con moderación y las leyes se aplicaban con justicia.

Un día, que un gobernador de provincias le envió una suma excesiva fruto de unos impuestos manifiestamente superiores a los presupuestados, Tiberio le destituyó fulminantemente diciendo:

BONI PASTORIS ESSE TONDERE PECUS, NON DEGLUBERE
(Un buen pastor esquila las ovejas, no las despelleja).

Busto del emperador Tiberio