La historia nos recuerda
que el caballo de Alejandro Magno se llamaba Bucéfalo, el de
Aníbal Strategos, el de Julio César Genitor y que
Incitatus
(Impetuoso) fue el caballo preferido de Calígula (12-41
d.C.).
Incitatus era un caballo de carreras que había nacido en
Hispania, en una época en que se importaban a Roma cerca de 10.000 equinos
cada año; pero la devoción del emperador por su caballo
llegó a extremos ridículos, hasta el punto de considerarlo su mejor amigo y con el que podía hablar.
Según el historiador
Suetonio, Calígula le hizo consturuir una caballeriza de mármol, con pesebres
de marfil; se le concedieron riquezas, una
villa con jardines y 18 sirvientes para su cuidado personal; dormía
con mantas de color púrpura (el tinte más caro en la Antigua Roma,
reservado a la familia imperial) y llevaba collares de piedras
preciosas; se le casó con una bella mujer llamada Penélope y,
finalmente, Calígula le nombró cónsul de Bitinia en el Senado.
Como caballo de carreras
que era, participaba en las competiciones celebradas en el hipódromo
de Roma. La noche anterior a una competición, el emperador dormía
junto al animal y se decretaba un silencio general, que nadie podía
violar en toda la ciudad bajo pena de muerte, con el fin de que el
caballo descansase correctamente. Al parecer, Incitatus solo perdió
una carrera en su vida, tras la cual Calígula ordenó al verdugo que
matase lentamente al auriga para asegurarse de que sufriera.