A LAS OVEJAS SE LAS PUEDE ESQUILAR,
PERO NO DESPELLEJAR
El emperador Tiberio, sucesor de Augusto, tuvo grandes aciertos en
su gobierno, pero también grandes fallos como persona. En su época los tributos a las
provincias se exigían con moderación y las leyes se aplicaban con
justicia.
Un día, que un gobernador de provincias le envió una suma excesiva fruto de unos impuestos manifiestamente superiores a los presupuestados, Tiberio le destituyó fulminantemente diciendo:
BONI PASTORIS ESSE TONDERE PECUS, NON
DEGLUBERE
(Un buen pastor esquila las ovejas,
no las despelleja).
Deberían leerlo nuestros gobernantes
ResponderEliminarJosep Maria